diciembre 02, 2009

(1:12)

Doce para los dos

Con el corazón en la mano y un peso en los hombros, abro la puerta del muasoleo/minas, después me he arrastrado hacia el bote, con agua turbias, frías y tormentosas las memorias de ti son un conjuro para hacerme recordar los varios significados de mi búsqueda.
Porque me encerré en mi habitación y busque su voz para responderme; ahora me encuentro perdido en camino del silencio, uno que llevo desde hace años, que arrastro pero no sé como dejarlo. Han sido doce horas para los dos, doce días, doce razones para detenerme y sucumbir a los demonios.

Ahora puedo observar que si me rindo, no habrá nada todo seguirá igual, menos yo que perderé singulares ruidos, no habrá nada y duele. Son doce mil universos pero yo no puedo empujar solo la piedra . Ya no.

El hospital es uun símbolo de redención, agonía y purificación del alma. Doce para los dos, son los pasos para ser algo mejor...

(1:11)

Once para los dos

Hemos tratado de correr tanta distancia
sin motivos personales o fenómenos indeseables
y aún, ni siquiera hemos empezado los viajes
pero quiero pensar en los puentes, sin carencia

Hemos tratado de correr en silencio,
escondiéndonos y sofocados seguímos,
con los labios secos y por dulce sedientos,
a través de nuestros ojos sólo nos queremos,

Entre cada metro que la vida avance,
nos detienen las horas, los fantasmas,
a veces vivo y brillo en carcajadas,
otros muero y quiero llorar en tus altares,

Pero seguímos corriendo,
o sólo yo ando persiguendo,
y tu lo sabes como un juego,
yo me siento y me duelo,
quiero pensarte de nuevo,
pero seguimos huyendo,

Fantasmas son aquellos que nos amarran,
son el pasado enfermo que avecina invierno,
si pudieramos abrir la puerta tan inversa,
posible el final no habría llegado a este sueño...

octubre 31, 2009

(1:0)

(1:0)
October Tandem

Hoy renace mi persona, todos los pasos que di no fueron en vano
conocí la gloria y la caída de mis pequeñas creencias más penosas
pudo aprender de nuevo a querer pero también a inocentemente perder
sentí las nauseas, el mareo, el dolor de cabeza y el quebrar del alma
viví las risas, la emoción, voluntad que no quiere quedarse detrás
detrás de todo un otoño sólo existo yo y mis hojas son los recuerdos

Pero me faltas año, me faltas cada noche y en los días no hay nada que pueda satisfacerme, tan sólo por la adversidad que es no saber tu corazón, tu intensión, la fortuna y el destino. Me faltas como ahora la sed me invade, como las horas de sueño que mi cuerpo exige, como la esperanza necesita mi fé, como la ausencia de las palabras, eres la felcidad faltante, me muero año.

Y me muero, pero soy fuerte, quisiera dar la vuelta y vivirte,adios. Que necesito dejarte por que no hay nada, no hay nada, hay nada, nada. Adios año. Otoño paralelo al Invierno.

octubre 30, 2009

(1:10)

(1:10) Cuando decidiste irte

Me levanté con ganas de morir y prendí el televisor, las noticias y las malas lecciones del la vida, que recordáramos la lucha de la libertad, los millones que murieron… las misma mierda, las veces en que decidía levantarme de la cama, observarme en el espejo y saber que no era suficiente para ti, intentaba sonreír cuando salía a la calle para comprar el periódico, busca tu horóscopo por si hoy era el día en que podrías ser algo más, evolucionar en mis sentidos. Tomaba un café observando el pavimento, subía a la azotea para observar las nubes y encontrar respuestas; pero tú no estabas, no me amabas y te olvidabas de las cosas que nunca hice, y nunca fui. Pero te platicaba en mi mente, como si vivieras en mi cama, en la mesa, en el sofá o en mi auto, te contaba todos mis problemas, mis sueños, y me besabas… como si hubiera sido cierto. Prendía la computadora para buscarte en alguien más, no lo encontraba y ponía las canciones más dolorosas, no llegaban ser tan agudas como la ausencia de tu aroma. Te odiaba por que no te podía amar, te amaba por que no te podía odiar. El agua caliente limpiaba mis lágrimas, parecía llevarse todo lo que no me pertenecía, nunca lo harías por que eres tan libre, por los derechos inexistentes de posesión que en realidad el humano miente para no estar solo. Eres tan pura, tan exacta y yo sólo soy un misterio tan absurdo, una oscuridad entre bromas por el sol que me quemaba, que me hacía notar por la mediocridad. Así que sollozo por que soy tan negativo, tengo todo lo que te podría completarte y ¡No estás!. Es suficiente alejarme, sin embargo no te interesaría que lo haga. Apago la televisión y me dispongo a dormir mientras dejo la computadora abierta, por si alguna señal de un dios me deja leerte, verte, amarte, elogiarte, sanarte. Otra mañana y no estás… yo sólo… solo… quería, no sé. ¿Escribirte en mi historia? ¿Estar en la tuya? No lo sé. Creo que aún me sigo preguntando durante los nuevos inviernos cuando decidiste irte.

(1:9)

(1:9) El momento en que nos conocimos

Recuerdo cuando estos bosques muertos eran una luz en cada anochecer,
El río subía y baja haciendo ruidos que provocaban soñar y descansar,
Los edificios recién pintados y cubiertos de hermosas sedas en los muros,
Nuestro muelle, el del pueblo, con las maderas vivas y el bote brillante.

El sonido de los animales y de un viento refrescante que nos atravesaba
Fue en un sexto mes, en el octavo día, en los años tan maravillosos
Te observé como un cuadro perfecto, el color adecuado, tu volumen,
La simetría mesurada y el aroma perfecto que recorre las hojas, amor.

Bajé de mi caballo y me acerque sin esperar una sonrisa, la obtuve,
Tus ojos madera clara, dorada y brillante reflejando el sol, tu mirada…
Saqué la retórica, la experiencia de los poetas, las fuentes y las citas,
Suspiré y expresé con el ligero temblor las palabras inexactas para ti:

Lucrecia, no intento convencerte ni obligarte con la desesperación de mi situación, si en realidad observo mi postura sé que no puedo ser de tal objetividad, ya que cada día despierto con la ilusión de verte caminar, por lo menos escuchar saber de ti, pero es que no sabes lo que me provocas, la rutina se disuelve, me tornas en un caos, en un mar de melancolía y largos anhelos para querer seguir jugando, déjame seguir doliéndome con éste tormento adecuado, quiero probarte después de toda ésta lucha y acariciarte y que me sonrías. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué quieres que sea? Todo puedo convertirlo, todo lo puedo quitar, alejar mis pecados, mis errores y todo el humo que no me permite amar. Hoy y siempre puedo serte amor. Lucrecia, si tal vez nuestros dioses dejarán el destino en los mortales, tan solo pudiera abrazarte y no dejarte ir. Quiero que me conozcas, que impregnes tu sangre en mi corazón y me dejes fluir con ella por mis venas, para poder vivir y funcionar, no lo harás mi libertad. No necesitas amarme como lo hago yo, déjame dejarte. Acaso pudieras sentir todas las veces que…

octubre 26, 2009

(1:8)

(1:8)
Colateral

Abrí la puerta oxidada que protegía la luz
Un bosque verde con aire de color gris
Mis oídos dolían, zumbaban por aquel ataúd
Los ojos rojos sangre entre los recuerdos de ti
¡Oh padre! Te fuiste y la ventana no me avisaba

Que yo te había perdido sin dolerme
Por enunciarme en el abismo céntrico
No podía llamarte padre ni por tu nombre
Tan egoísta me creí para ser idolátrico
¡Oh padre! Te fuiste y la ventana no me avisaba

Seguía el río persiguiéndome como el pecado
Mi cuerpo cojeaba por el tormento del cansancio
Sudaba y podía ver mi muerte en el musgo
Se rompían las ramas en conjunto con las hojas
El naranja melancólico de nuestros huesos
Predicaban el espejo y el monte del silencio

Hubiese mi esperanza disipado sino fuera por las columnas del
Muelle abandonado
Tenía en sus muertas maderas el sello de los hongos previstos
Con la vejez de vida
Trozos de cuerda amarrados por fortuna del viento que no
Dejaba escapar memorias
Y al final el bote más carcomido por el agua que por el tiempo
Despiadado de nuestro invierno

Acerque mi espiritu quebrantado y deshecho, observe que no existían reflejos en el agua, cromo cristalina, la desconfianza se antepuso a querer tocar el líquido perfecto y concentré mi atención en el bote.

Puse un pie
Movimientos ondulados
Subí el segundo
Concentré mi alma
Equilibrio
Mi mente dudaba
Con mis dos manos
Los bordes tronaban
Tan fugaz
Me senté y esperé
No se hundió
Respiré
Me quité el sudor
Volví a respirar

(1:7)

(1:7)
Sobre un pasado

Recuerdo pensar que siempre fui el mejor, lo creía. Tenía la elocuencia, el carisma y el ideal adecuado para triunfar, ser admirado como nadie. Yo conocía colegas muy apegados a nuestra amistad, uno de ellos era un genio, tenía todo lo que yo contenía pero era diferente; no obtenía ese rompimiento del estereotipo; yo si.

Nunca he creído en tener todos los dones y fortunas en mi persona, no soy apuesto, no tengo un carácter apacible ni pacifico, no sé amar ni mantener a la gente cerca. Lo único que sé valioso de mi nombre y ser es mi pensamiento. Mi cerebro. Hubiera podido ser un hombre excepcional.
No lo fui. A pesar de todo el tratado sobre mi estaba siempre tentado a fallar y permanecer en la masa de mediocridad. ¿Por qué? Nunca pude hablar, nunca me nació participar en las discusiones o movimientos, mi mente te quebró un buen día: ya no leía tan rápido y ya no comprendía en absoluto. Era un limbo. Los supuestos amigos pretendían aceptar mis errores, reconocían lo bueno de mi, pero era distanciado cada vez más hacia la soledad. Sabía que no era aceptado, porque en la vida sino tienes algo útil para terceras personas, no eres parte de nada.

Hubo momentos que parecía poder levantarme, aquellos intentos son olvidados, exiliados como mi frustración lo hizo a mi esperanza. Y caí. Enfermé, no podía yo pensar con tantos dolores de cabeza. Ni lloraba y supe en aquel momento que había muerto. Permancecí sentado en una silla vieja observando la lluvia de Abril, el calor de Otoño y la vejez del Invierno. Todo perdió sentido, ni suicidarse hacía rudio a mi corazón. Mi cabello creció, las ojeras surgieron, pero el cansancio no llegó, mis sueños se acabaron.
Renuncie al todo. Me convertí en un sordo, en un mudo y el hombre se desvaneció, la sed nunca llegó. Sombras me confrontaban y se escapaban hasta lo que fue un hogar se abandonó. Ya no pasaban pensamientos ni recuerdos. La historia se anuló, ya no existía la obra ni el humano. No era nada… no soy nada.
Hasta el momento que regresó todo a mi, exploté. Aventé la silla, rompí la ventana, grité hasta sangrar, lloré por ríos, destruí mi alrededor, corté mi cabello y permanecí en una tina sucia, desnudo, durante días mojado. Observe muchas veces mi sangre por el caos que producía.

Y me acosté… pensé en algo, una idea y pretendí soñarlo… sobre un pasado

octubre 13, 2009

(1:6:1)

Camino hacia mi Padre (1:6)
(1:6:1) Um Puella
En el preciado momento que te vi
Tan frágil y pequeña, insinuando sin ti
Que las lágrimas del pasado nunca huyeron
Aquel momento en que me dejaste en el árbol
Con tantas cosas qué contar del abuelo
Y los juegos aún no gastados bajo el sol
Sufrí mi soledad para descifrar mi enfermedad
La fiebre que me tiraba cada noche
Los momentos del viento con su frialdad
Lágrimas, gritos, locura como inocente
Te sangre cuando crecí, cuando dormí
En el momento cuando fui salvado
Pero es totalmente bueno encontrarte
Me haces sentir como el pasado
Tan pequeño y ensimismado, frágil
Como la gota más pequeña tan
Humana fuera de este averno
Vuelvo a observar tus ojos violetas
La misma falda amarilla y tu blusa
Sucia y pura con el blanco hipócrita
Tu cabello maltratado hasta tus hombros
La piel sonrojada como las rosas (?)
¿Te he mencionado que sueño?
Podría morir y hacerte crecer
Saberte como eres en el presente
Conocerte en otra parte tan lejos

Pedirte el destino
Tu nombre y el mío

Todo esto pienso mientras observo tu pasado, has quitado las manos de tu rostro; no sonríes. Comienzas a correr y te sigo como debí hacerlo hace tiempo. Con más detenimiento miro las formas y diseños de la mina, al parecer las piedras que forman con sutileza las paredes y el techo pueden brillar bajo el deseo de nuestro fuego, cada cierto metro una columna de mármol se introduce impulsivamente como el marco de las ventanas. El suelo se somete a la madera limpia y clara con la que se ha construido. En cada lado de las paredes hay un cierto número de diminutas puertas con letras ya desgastadas por el tiempo.

Seguimos corriendo, como apremiados por el futuro la posibilidad de reencontrarte adulta. Tu cuerpo de éter se desvanece con el negro que el fuego no vence, te grito como un eco, una repetición de otros tiempos. No me he dado cuenta que estoy teniendo recuerdos…

Como corremos los adornos se oscurecen
Mi aliento pierde fuerza, no hay frío
Sólo una humedad inmersa en las grietas
De las rocas, en el laberinto por el cual
Te persigo como supuestamente debió ser
Cada sonido se torna opaco y seco
Los nombres de las puertitas son vagos
Latinos, griegos, caldeos, santos y humanos
Ya no te veo, no te escucho, no te huelo

He decidido volver mis pasos lentos
Los pulmones intentan reventar
El polvo ha aumentado, me arrastra
Los pequeños chasquidos del cielo
No veo quién se esconde arriba,
Detrás de mi oscuridad no hay
Quién sobreviva, mueve las rocas,
Tierra que nunca perdurará…

octubre 09, 2009

(1:5)

Coram Amiónedes (1:5)

Existe un cuento sobre un juez cuyo temple era inquebrantable,
Mi padre lo narraba y nunca acababa, decía que era interminable,
Nunca escuche el final pero soñaba con la voz de aquel hombre,
Dios o sabio, a veces creí en sólo un mito sobre el juez Amiónedes.
Fue en un infinito, el presente del inició, donde hubo un caos,
5 sabios, 13 dioses, 7 reyes, 3 jueces y el humano ésa fue la orden,
El señor de los sabios, Magnus, unifico a la tierra con el espíritu,
Las ideas surgieron de los ojos de Casiopea con voluntad propia,
Los sentimientos de la infame Ilmel se mezclaron con la luz,
La vida no fue creada sino transformada en carne, hueso, elemento,
Sustancia y color, azufre y sangre se combinaron para constituirnos,
Entonces se pidió a la galaxia crear astros y ellos a dar orden para
La vida de los 5 sabios. Pero Magnus como Casiopea e Ilmel sólo cumplen,
Fagashalütra-Senkhailo-Tirshulamackooni el origen y el final de la existencia,
Al observar el supuesto orden su sabiduría comprendió que las leyes no serían acatadas,
Desde el inició supo la traición de Magnus, la guerra de los 13 contra Noshjertalu,
La sublevación y redención del héroe más grande, la Reforma de los Decretos,
Y por ello, como el final, no negó su imperfección y siguió con el destino,
Conformo con jade a los cinco sabios, a los 13 dioses, 7 reyes y 3 jueces,
El primer juez fue Sórcoma, el segundo Varhunigh y el tercero Amiónedes,
El más valiente y feroz de los tres, portador de Shilishaj, el papiro del buen juicio,
Como ángel guardián esta Marte y Saturno en sus dos aretes, posee el grito
Y la tempestad.

Amiónedes dentro de la narración pierde a Shilishaj a causa de Sórcoma,
Que necesita el papiro para descubrir la voz cazadora que lo está matando,
Al escapar con el buen juicio, Amiónedes el indomable juez decapita con el alma de Marte
Al primero de los jueces, ante tal suceso Varhunigh acepta tomar la orden que los sabios
Han deliberado contra el tercer juez, al enterarse de esto Amiónedes con su máximo temple
Decide luchar contra los 5 sabios, sin la energía suficiente el portador de Marte es decapitado y
Desollado para que no pueda unirse, el mito se torna mucho más complejo puesto que
Parece ser que Noshjertalu, dios que parece ser un estilo demonio, obtiene el papiro y la
Cabeza de Amiónedes, con la cual producirá su propio mundo de dioses. Aún así el mito no concluye.
Lamentablemente nunca acabé de escucharlo por parte de mi padre, y ahora sin poder
Moverme estoy enfrente de la puerta que contiene su cadáver, Amiónedes lo sabe,
Las minas en realidad eran un mausoleo, ver su nombre en una placa de jade,
Oler la antigüedad y la divinidad, yo no estaba en un monte… las suaves llamaradas
Del alba me enunciaban que tome un mal paso, ahora confirmaba la tenue suposición,
Aurora no era el terror, sólo quería ayudarme… ¿Dónde estas?

octubre 08, 2009

(1:4)

De nuestro país (1:4)


Los vidrios se tiñeron de rojo
Las manos que fueron mías
Temblaban entre polvo y silencio
Recuerdo los dolores en un verano
Con brisas del cambio regional
Nuestro brote de colores ardió
Un escudo, en polvo, en nada
Marabuntas y marabuntas
Una violencia en cada pulmón
En últimos respiros de los niños

Y me decían:
(Adiós que huye)
Yo inocente volteaba
(¿Dónde está? ¿Nos olvidó?)
Pequeñas lágrimas me recorrían
(¡Corre que te agarran!)
Sin mente, intuición, me escondía
(Los pasos que mataban)
Moría a través de los varios días
(Hombre, sed y tristeza)
Un atardecer todo acabo y viví
(Carne quemada…)

Nos habíamos visto, entre cruzando miradas
Tus gritos y mis lágrimas, el cansancio justo
Cientos de horas sin ver a mi imagen,
A otra carne y hueso, tus sucios cabellos
Tus brazos agarrándome con tanta fuerza
Que sabía que no me dejarías, no podría
Soltarte nunca, te amé y me fusioné a ti

Y es que no importaban los disparos,
El frío y las nubes compuestas
Los kilómetros que camine contigo
Toda esa distancia agarrando tu mano
¡Éramos tan niños y perfectos!
Cantando en los atardeceres allá en el campo
Corriendo y gritando por la lluvia de acero
Abrazándonos para no morir congelados

Hasta que desperté en el alba
Ya no estabas como las hojas
De algún otoño amarillo
Y los vidrios clavados en mis
[Pequeñas manos
Ya no estabas, las cicatrices
De un buen pasado, de los
[Negros rostros
Otra vez atrapado en el
[Pasillo minero

Aquella puerta, donde las manos quebraron los marcos y el grabado bello de la próxima ciudad, estaba abierta; con un sofocante esfuerzo me levanto y con la incertidumbre de una nueva aparición asomé el cuerpo, denoté extrañas huellas en la oscuridad y en las telarañas tan propias de esta cueva.


Entonces te observo… con tus pequeños pies
Tus manitas cubriendo los ojos sollozos
El cabello negro desgastado y tan despeinado
Eras como nuestro país, tan fría y sola.

octubre 07, 2009

(1:3)

Los susurros (1:3)
El olor que pasaba entre mi olfato y el miedo se torno fétido, no… no era la muerte pecaminosa ni la desesperada podrida caja de sorpresas que la oscuridad me regalaba, era un aroma antiguo para un tiempo lejano, antes de haber dormido y no regresado, y es que la vieja enfermedad (que ahora recuerdo desde hace tiempo) ha regresado, Aurora… Aurora la suavidad del cadáver más eterno… ella está aquí, en el cuarto… sus murmullos, los susurros en una oscuridad tan negra que ella misma está ciega, el aire que me produce al subir por mi espalda, es ella, ojos pintados de sus iris a la pupila… rojos. No los veo, pero están aquí… me toca el rostro y me llora como una vieja loca, entre algunos roces sus largas uñas aparentar romper mi cordura, pero mientras me arrodillo y arrastro mi cuerpo insano siento un piso húmedo y cubierto de texturas suaves, como una esponja tan mojada por sangre, por el horrible extracto humano que mi boca ya no puede, se sofoca con cada exhalación, hilos de saliva recorren mi barbilla mientras ella me guía con sus carcajadas y lamentos pobres, exiliados de alguna inversa garganta, con sonidos roncos que mutilan algunos artículos, algunas oraciones… me agarran sus manos, me avientan de regreso al techo y caigo entre aquellos suelos grotescos, mi mano desesperadamente busca algún consuelo entre algún palo, una herramienta que me libere, no ella volante y quimera, de este sueño tan parecido a Cetus… con sus mandíbulas aplasta a mi pobre sanidad andromediana, mi mano… por fin encuentra la cadena y esta abre las luces que provienen del farol del monte, el cuarto es distinto… no es un cuarto. Es el pasillo que conecta varías terminales mineras, no se ni siquiera si esto exista afuera de mis ojos, no lo sé, mi mente podría estar imaginando de más, con algunos detalles sobre exaltados y figuras o situaciones extra normales, cada dos metros puertas selladas de acero oxidado eran el adorno perfecto para el techo que solamente era una cueva, formada por manos humanas (?), excavada y perfectamente estilizada para no dar una imagen brusca o sucia… todo lo contrario, es un lugar limpio y ausente de polvo. Mis pasos eran huecos encima de los pisos que alguna vez fueron piedras naturales y no estas pulidas y coloreadas de un gris claro, solemne. Las puertas están marcadas cada una por el nombre del propietario de lo que existía del otro lado, muchas de ellas (muchas por que el destellante dolor de cabeza no me deja pensar y contar la gran cantidad… podrían ser infinitas) ya habían perdido la identidad del ocupante, otras tenían el registro de nombres tales como: Pintia, Crelios, Amiónedes, Sintios y en particular Manlogóno.
En el último nombre los susurros de nuevos recuerdos y nuevas dudas acompañaron a los compases de mis respiraciones, estaban aquí estos dueños. Corrí durante minutos largos hasta llegar al fondo del pasillo, mi frente sudorosa y mi aliento caliente como volcán, no pensé que mirar atrás hasta llegar a un cuarto con sólo una puerta, esta se diferenciaba a las demás, su marco era blanco, tan puro y sutil como una nube, el marco sostenía un vidrio opaco con el grabado de un pequeño pueblo, tenía como una obligación el monte impregnado como el fondo más dorado y grande, en realidad el lugar parecía ser pequeño, no puedo distinguir por que hay edificios tan grandes, sin embargo el lugar donde se supone estoy ubicado, no existe… mi mente me engaña… esto es un túnel, claro que estoy siendo marcado en el grabado, estoy en el monte…debajo de él. Mi mente parece volar y desarrolla tantas teorías de mi situación actual, no me fijo que suavemente una sombra cubre el vidrio y pequeñas, dulces, blancas manos se pegan al cristal, un rostro en blanco con la expresión más espantosa pegó en la puerta y rompió el marco, mi reacción es saltar, pero sin pensarlo resbalo con mis propios nervios cayendo a los pies de la ráfaga de vidrios. No hubo más… cierro los ojos.

octubre 05, 2009

(1:1)

Con brillos amarillos, la luz de un nuevo descubrimiento aún no logra despertarme, pero dudo saber si existe un rayo a través de mis ojos o es él, con sus incesantes humos y los ardientes fuegos. Son fuegos, pero no queman, no lo entiendo, mis manos sienten el calor, tan opresor y dominante, tan serio y solemne, escucho su voz; ronca, lejana, sabia, no me deja cerrar los ojos, vuela alrededor de mis oídos, no temo, pero no comprendo en que paso he fallado, en que lugar preferí dar la vuelta. Él lo sabe, me lo susurra, yo sólo anhelo poder verlo, no lo permite, me promete entre rotas palabras la verdad, con alguna cierta condición que ya no recuerdo.

Sueños del alba, imágen del alma
cielo rosa, nube creada en onda
estoy cayendo, estoy volviendo
acaricio el velo, adios forastero

Los tintes acorralados de Dios
(la censura del silencio)
Los cuartos de todos los miedos
(el hospital, la cárcel, tu suplicio)
No tengo el motivo,
(tampoco el sustantivo)

Lo único que sé... es que nunca desperté. El alba estaba parada enfrente de mi, ya no lo esta, soñe con algo... sin embargo lo perdí, mi padre con pequeños ojos tiernos me cargaba en sus brazos, yo sentía el infinito debajo de mi, su voz grave y agradecida por tenerme siempre repetía la palabra “sueño”, ahora entiendo sin saber el argumento, lo que significa “sueño”. A pesar de conocer las heridas y los trayectos no escritos, me ilusiono por conocer esta nueva vida, no sin pensar en que momento se torno la rutina en los muros más grises y los pisos hechos estaño. Asomo la mirada por las ventanas de aquel lago, verde y corriente hacia el monte... tan silencioso, pertinente, tanto que los fríos suben a mi cuello, el pasto húmedo marcado por mis pasos: del presente, del futuro y pasado. No quiero pasar mis manos por el cuerpo turbulento de este líquido cruel, las entrañas alrededor de mi son árboles, creados por siglos, por el tiempo y la estética de algún pajaro innato. Al fondo de mis visiones encontré la puerta hacia el incongruente sueño en mi reposo, en mi cama. No podía entrar, como el suave murmullo del otro lado de la puerta, ahora jugabamos... sólo un día.