octubre 26, 2009

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Sobre un pasado

Recuerdo pensar que siempre fui el mejor, lo creía. Tenía la elocuencia, el carisma y el ideal adecuado para triunfar, ser admirado como nadie. Yo conocía colegas muy apegados a nuestra amistad, uno de ellos era un genio, tenía todo lo que yo contenía pero era diferente; no obtenía ese rompimiento del estereotipo; yo si.

Nunca he creído en tener todos los dones y fortunas en mi persona, no soy apuesto, no tengo un carácter apacible ni pacifico, no sé amar ni mantener a la gente cerca. Lo único que sé valioso de mi nombre y ser es mi pensamiento. Mi cerebro. Hubiera podido ser un hombre excepcional.
No lo fui. A pesar de todo el tratado sobre mi estaba siempre tentado a fallar y permanecer en la masa de mediocridad. ¿Por qué? Nunca pude hablar, nunca me nació participar en las discusiones o movimientos, mi mente te quebró un buen día: ya no leía tan rápido y ya no comprendía en absoluto. Era un limbo. Los supuestos amigos pretendían aceptar mis errores, reconocían lo bueno de mi, pero era distanciado cada vez más hacia la soledad. Sabía que no era aceptado, porque en la vida sino tienes algo útil para terceras personas, no eres parte de nada.

Hubo momentos que parecía poder levantarme, aquellos intentos son olvidados, exiliados como mi frustración lo hizo a mi esperanza. Y caí. Enfermé, no podía yo pensar con tantos dolores de cabeza. Ni lloraba y supe en aquel momento que había muerto. Permancecí sentado en una silla vieja observando la lluvia de Abril, el calor de Otoño y la vejez del Invierno. Todo perdió sentido, ni suicidarse hacía rudio a mi corazón. Mi cabello creció, las ojeras surgieron, pero el cansancio no llegó, mis sueños se acabaron.
Renuncie al todo. Me convertí en un sordo, en un mudo y el hombre se desvaneció, la sed nunca llegó. Sombras me confrontaban y se escapaban hasta lo que fue un hogar se abandonó. Ya no pasaban pensamientos ni recuerdos. La historia se anuló, ya no existía la obra ni el humano. No era nada… no soy nada.
Hasta el momento que regresó todo a mi, exploté. Aventé la silla, rompí la ventana, grité hasta sangrar, lloré por ríos, destruí mi alrededor, corté mi cabello y permanecí en una tina sucia, desnudo, durante días mojado. Observe muchas veces mi sangre por el caos que producía.

Y me acosté… pensé en algo, una idea y pretendí soñarlo… sobre un pasado

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