mayo 15, 2010

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El Pacto


Hice con mi sangre un pequeño y sincero contrato con el diablo, le deje pasar y sacrificar todo por encontrar tu ilusión. No me arrepiento al perder mi pasado pues con mis tintes y cortes absurdos no valía nada recordar lo que yo nunca fui hasta que te encontré, por eso le di la mano al diablo y acepte cualquier castigo, sí fallaba, en la única misión que era amarte.
Como pequeñas notas de un piano viejo que mis manos acarician como besos de los mejores recuerdos y los mejores días de todos mis años,
tus ojos,
reflejos de caoba donde mi alma se impregna
que yo les tengo sed para cobijarme en el único hogar donde en verdad quiero estar,
la lluvia me siente con frío tanto que rechaza mi aliento,
a veces mis lágrimas se confunden por el humo de un cigarro que me acerca a la muerte.

Pues el pacto, no importando los años que ya no este en la vida eran para vivirlos a tu lado, agarrado de tu mano,
el pacto no tiene derechos reservados ni condiciones dudosas, el diablo y yo fuimos honestos y legales, con tintes de humo reímos mientras me daba una palmada en mi costado, un veneno en mi espalda y los futuros dolores... te repito que cada día era para ti y no sé que sucederá conmigo, sin embargo ya no me interesa saberlo, pues mi firma se diluye con cada día que no siento tu aliento en mi cuello al abrazarte,
lo que sé es que nadie me mintió, el y yo nos arriesgamos, ahora el diablo no sabe que hacer, se siente confundido y no tiene explicación astuta para solucionar las derivaciones de los caminos, todo motivo de mi era llegar a ti, no obstante sigo parado en la lluvia con los vientos de la desolación, mis errores son para ti un pecado y no reconoces la virtud de mi amor, no crees en miedo y no arriesgas que yo puedo ser aquel... no... tu prefieres verme fallar el contrato, y hoy ya no hay sombra del diablo en mi ventana, se rindió y sin disculpas se oculto.

Me quito los zapatos y descalzo hiero los pies en la arena de la soledad, dejar fluir la sangre a través del tiempo y aceptar que tal vez nunca regresarás... si Dios hubierado querido hacer un trato...