octubre 13, 2009

(1:6:1)

Camino hacia mi Padre (1:6)
(1:6:1) Um Puella
En el preciado momento que te vi
Tan frágil y pequeña, insinuando sin ti
Que las lágrimas del pasado nunca huyeron
Aquel momento en que me dejaste en el árbol
Con tantas cosas qué contar del abuelo
Y los juegos aún no gastados bajo el sol
Sufrí mi soledad para descifrar mi enfermedad
La fiebre que me tiraba cada noche
Los momentos del viento con su frialdad
Lágrimas, gritos, locura como inocente
Te sangre cuando crecí, cuando dormí
En el momento cuando fui salvado
Pero es totalmente bueno encontrarte
Me haces sentir como el pasado
Tan pequeño y ensimismado, frágil
Como la gota más pequeña tan
Humana fuera de este averno
Vuelvo a observar tus ojos violetas
La misma falda amarilla y tu blusa
Sucia y pura con el blanco hipócrita
Tu cabello maltratado hasta tus hombros
La piel sonrojada como las rosas (?)
¿Te he mencionado que sueño?
Podría morir y hacerte crecer
Saberte como eres en el presente
Conocerte en otra parte tan lejos

Pedirte el destino
Tu nombre y el mío

Todo esto pienso mientras observo tu pasado, has quitado las manos de tu rostro; no sonríes. Comienzas a correr y te sigo como debí hacerlo hace tiempo. Con más detenimiento miro las formas y diseños de la mina, al parecer las piedras que forman con sutileza las paredes y el techo pueden brillar bajo el deseo de nuestro fuego, cada cierto metro una columna de mármol se introduce impulsivamente como el marco de las ventanas. El suelo se somete a la madera limpia y clara con la que se ha construido. En cada lado de las paredes hay un cierto número de diminutas puertas con letras ya desgastadas por el tiempo.

Seguimos corriendo, como apremiados por el futuro la posibilidad de reencontrarte adulta. Tu cuerpo de éter se desvanece con el negro que el fuego no vence, te grito como un eco, una repetición de otros tiempos. No me he dado cuenta que estoy teniendo recuerdos…

Como corremos los adornos se oscurecen
Mi aliento pierde fuerza, no hay frío
Sólo una humedad inmersa en las grietas
De las rocas, en el laberinto por el cual
Te persigo como supuestamente debió ser
Cada sonido se torna opaco y seco
Los nombres de las puertitas son vagos
Latinos, griegos, caldeos, santos y humanos
Ya no te veo, no te escucho, no te huelo

He decidido volver mis pasos lentos
Los pulmones intentan reventar
El polvo ha aumentado, me arrastra
Los pequeños chasquidos del cielo
No veo quién se esconde arriba,
Detrás de mi oscuridad no hay
Quién sobreviva, mueve las rocas,
Tierra que nunca perdurará…

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