octubre 19, 2011

(1:40)


Los anteriores momentos del aislamiento”

Cuando pude escuchar la despedida de mi hermano Pintia a través del público efusivo por nuestro último éxito en la vida, mi cabeza no permitía aceptar que los lazos de sangre podrían hervir lo suficiente para darnos la espalda y nunca volver a vernos... Sí yo les contará nuestra historia, la fórmula perfecta en nuestra creación, ¡cuanta desconfianza vino a aparecer entre los dos! Que mezquino puede ser nuestro corazón cuando la superficie de nuestros intereses es atacada por la idea de comunión, este cuerpo individual asesino de amor, de hermandad, disimula los dolores y las angustias, artífice de perfectas máscaras... de sonrisas falsas y ojos claros que se secan, la humedad impartida por los sentidos de las despedidas sin voces, sin aliento... ¡pobre de nosotros!
Pero habrá luz... alguna voz escuchará nuestras súplicas. Y los anteriores momentos del aislamiento de mi hermano... de la locura que se comió su cuerpo para digerirlo en un pequeño esqueleto al cual yo también estoy destinado en este momento, serán revelados y encontrarán a nuestro culpable, guardián de las nubes y roce de vientos negros... el señor que juró regalarnos la vida en cada amanecer.
Y estaremos juntos hermano, escribiremos odas y soberbios sonetos, reiremos del pasado pues a pesar de tu cuerpo no estar y mi alma querer morir para darte un aire en tu boca...yo te siento vivo, vivo en mi, en la mesa de mi casa comiendo el pan de mi esposa, tus manos sucias partiendo en dos el cálido centeno, la carcajada arrebatada al silencio y ¡ay hermano!, tu abrazo de confianza hacia mi espalda o la palmada de amor entre sangres.
El mundo se desmorona, al parecer los cielos caen y el fuego nace de nuestros árboles, el mundo se desnuda como es, pero yo mantengo fe que si no respiro ahí estarás... con tu sonrisa burlona hacia mi incredulidad, esencia, cuerpo, alma, espíritu, sonido, aura, energía, ahí estarás para preguntarme sí encontré la calma de mi tempestad y el delirium de mis mejores días. ¡ay hermano! ¡murió parte de este hueco cuerpo al no pedirte perdón nunca más por mi error! ¡ay mi sangre!

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