Mi nombre es irrelevante, la noche devora con las pérdidas que mi persona sufre bajo la desaparición del suelo que me protege; el viento me somnolienta, la fuerza más destructora me jala hacia mis adentros, me aplasta los pulmones y no me permite expresar susurros de ausencia en el nombre de nuestro Dios. De nuestro exiliador.
En este lugar la noche es perpetua, no estamos en vida ni muerte. Y a pesar del nacimiento de muchos soles, el cielo se mueve bajo la oscuridad espacial del cosmos, se expande hasta permear los pensamientos del hombre presente.
Las estrellas son las compañeras de cada alma desolada por los jardines del templo, el aroma a madera se distingue como lo propio del lugar, a través del miasma producido por granos y sentimientos; la esencia permanece, marcando un estilo que no quiere desaparecer. Es la perfección de poco hogares como este los que hace que nada quiera dispersarse lejos de su aura, de la aurora que emana la visión del constructor de sueños.
Nuestro mundo es amplío tanto como el pensamiento se estire y se permita comprenderlo.
El silencio es la virtud del hombre ante el respeto de sus propias circunstancias.
El ruido es el elogio a la acción, la que demuestra que el respeto de lo metafísico necesita doblarse para sobrevivir.
Eso explica la razón sobre lo irrelevante de mi nombre ante tanta divinidad elevada sobre nuestra mortalidad.
En la raíz de este universo comienza mi pena, tan insignificante en el acto total es, quisiera que los dolores fueran igual de diminutos para aprender a dejar ir, soltarme de este mundo y no pensar más. Hacer de mi camino una composición perfecta. Odio tanto lo que me rodea... No poder controlar la tierra que se desborda de mi cuerpo.
Ser un muro donde nada se le permita pasar, los sentires son inmundos y efímeros, si pudiera borrarme.
Por eso he decidido escapar, necesito los lienzos de nuevos pintores, las botas del viajero, la tempestad del guerrero, la fortuna de lo incierto y el trazo de un mapa pues no sé que hacer.
Un exorcismo al pecho, una purga de celos.
Este mundo se vuelve pesado por cada letra... todo se perderá por mi culpa.
V.
1 comentario:
te observo desde la sombra...
siempre te he visto, desde mi inexpresiva faceta; siempre he estado y hoy te siento, siento lo que sientes, y tal vez no haya nada más...
no creas que el mundo ha cambiado, permanace... porque de esta forma es más hermoso.
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